(Clima). El trono europeo merece ser azul

El Chelsea de Carlo Ancelotti parte, como cada año desde la llegada de Roman Abramovich, como uno de los máximos aspirantes a conseguir la Copa de Europa.
Ya son varios años los que llevan los blues nadando en el mar de la Champions para terminar ahogándose en la orilla. Puede que por fin este año sea el suyo.

Con el fin de conseguir este objetivo fue confeccionada esta
plantilla, sin duda una de las más potentes de Europa como ha demostrado a lo largo de estos años.

Peter Cech es el amo y señor de la portería londinense, aunque desde su lesión en la cabeza ha perdido gran parte de su confianza y por qué no decirlo, de su elegancia (el casco es horrible).

Mucha fuerza en el lateral derecho con Bosingwa y sobre todo con el serbio Ivanovic, que irrumpió con fuerza y promete ser un defensor importante por mucho tiempo.

En la izquierda Ashley Cole, en mi opinión muy sobrevalorado, que se lesionó hasta el final de temporada. Y que además se empeña en ser el nuevo Tiger Woods. La otra opción es el maravilloso ruso Zhirkov, jugador de gran calidad y recorrido, aunque quizás demasiado ofensivo para una liga como la inglesa y una competición generalmente defensiva como la Champions. Seguro que hará buenos partidos sea de lateral o de interior.

Ricardo Carvalho y John Terry en el eje de la zaga. El primero bastante cumplidor como siempre. El segundo, en cambio, se encuentra en uno de los peores momentos de su carrera. Bajón evidentemente provocado por el revuelo social en Inglaterra consecuencia de su infidelidad con la ex-mujer de su antes compañero y amigo Wayne Bridge.

En el banquillo, jugadores como Álex, Ferreira o Belleti pueden cumplir si es necesaria su intervención.

Fuerza en el centro con el todoterreno Michael Essien, uno de los mejores y más completos mediocentros del mundo. Está lesionado desde la Copa África que disputó con Ghana. Obi Mikel está siendo su sustituto, pero no llega a su nivel, en parte por jugar más retrasado que su posición original.

A su lado Ballack, que cuando no juega enfadado con el mundo puede llegar a ser útil, sobre todo en el juego físico que practica el Chelsea.

Malouda como único jugador real de banda, aunque muchas veces disperso y poco incisivo.
El gran Frank Lampard como uno de los mejores llegadores y máximos goleadores de entre los centrocampistas de todo el continente.

La experiencia y pausa del portugués Deco también será muy útil en determinados momentos. La chispa y explosividad la pondrá el siempre incómodo Joe Cole, si las lesiones no se lo impiden.


Trabajo, movilidad y ciertas dosis de calidad vendrán de un Nicolas Anelka que en la Premier a vuelto a renacer. Se ha convertido en un jugador solidario, sin perder el gol y la verticalidad que le hicieron famoso.

El marfileño Kalou, autor del gol ante el Inter, a medio camino entre la delantera y el medio campo. Suele cumplir con su equipo cuando tiene la oportunidad.
Alguna ocasión de jugar tendrán los jóvenes como Daniel Sturridge, aunque no suele ser la Champions el torneo más propenso a foguear jóvenes talentos.
Y para coronar esta magnífica plantilla, un enorme jugador. Didier Drogba.




Sin lugar a duda uno de los mejores delanteros del mundo. Fuerte y poderoso físicamente. Muy bueno técnicamente y con un desarrollado olfato goleador. Jugador guerrero y a la vez elegante, el delantero idóneo para el juego del Chelsea. Y desde hace un tiempo, temible lanzador de libres directos, como demostró en el partido contra el Inter en el Giuseppe Meazza.

Con todos estos mimbres el equipo inglés está obligado a hacer un buen papel en Europa. Y para el Chelsea, desde la época de José Mourinho, hacer un buen papel significa ganar. Ése es su objetivo.

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