Viendo el partido Bayern Múnich-Hamburgo del pasado domingo, Gaby Ruiz, periodista de Digital +, ante la inoperancia de Frank Ribery, dijo que el francés llevaba todo el año pensando en el Mundial.
A simple vista no parece algo problemático. El conflicto existe en el camino que el jugador quiere tomar para lograr su objetivo de hacerlo bien en la Copa del Mundo.
El camino positivo, que siguen la mayoría de jugadores, consiste en esforzarse lo máximo posible durante la temporada para que su seleccionador les crea dignos merecedores de participar en un Mundial.
Es verdad que este camino conlleva sus riesgos, como pueden ser la mayor propensión a caer lesionados o llegar pasados de forma o agotados a la cita mundialista.
Esta ruta es tomada, principalmente, por jugadores de nivel medio que han de convencer a sus seleccionadores. Aunque también existe un gran número de profesionales, que aun teniendo un puesto fijo en sus selecciones, se entregan voluntariosamente durante el año con sus clubes.
El otro camino es el que parece haber tomado Frank Ribery. La comodidad de saberse seleccionado por su conjunto nacional para el Mundial provoca que la temporada solo se convierta en una preparación para el plato fuerte del verano.
Claro que este lujo está al alcance de muy pocos, debido al nivel de exigencia de los clubes en los que militan la mayor parte de los jugadores de selecciones importantes. El caso del francés es muy peculiar, puesto que parece que tiene pie y medio fuera del conjunto bávaro. Aunque su actitud está empezando a cansar a los máximos mandatarios del Bayern.
Existe una tercera vía, que no fuerzan los propios jugadores, pero que indirectamente puede suponerles una ventaja de cara al Mundial de Sudáfrica. Como ya he dicho, los grandes clubes tienen jugadores de muy alto nivel y no pueden jugar todos. La suplencia durante ciertos periodos de la larga temporada no es mala aliada para jugadores que no se juegan el puesto para Sudáfrica.
Ejemplos de este tercer camino tenemos dos muy claros en España. Henry y Benzema. Curiosamente franceses, como Ribery. Los dos delanteros galos están siendo relegados al banquillo por otros jugadores en mejor forma. Pero estoy seguro de que llegarán más frescos a final de temporada.
Sin ánimo de insinuar que esta situación sea algo preparado por la plantilla francesa, no hay dudas de que a este ritmo llegarán menos cargados físicamente que otros jugadores. Y el físico es algo muy importante en el juego de la selección francesa. Una selección que lo que necesita (además de echar a Domenech) es frescura, algo de lo que adolece desde hace tiempo.
A simple vista no parece algo problemático. El conflicto existe en el camino que el jugador quiere tomar para lograr su objetivo de hacerlo bien en la Copa del Mundo.
El camino positivo, que siguen la mayoría de jugadores, consiste en esforzarse lo máximo posible durante la temporada para que su seleccionador les crea dignos merecedores de participar en un Mundial.
Es verdad que este camino conlleva sus riesgos, como pueden ser la mayor propensión a caer lesionados o llegar pasados de forma o agotados a la cita mundialista.
Esta ruta es tomada, principalmente, por jugadores de nivel medio que han de convencer a sus seleccionadores. Aunque también existe un gran número de profesionales, que aun teniendo un puesto fijo en sus selecciones, se entregan voluntariosamente durante el año con sus clubes.
El otro camino es el que parece haber tomado Frank Ribery. La comodidad de saberse seleccionado por su conjunto nacional para el Mundial provoca que la temporada solo se convierta en una preparación para el plato fuerte del verano.
Claro que este lujo está al alcance de muy pocos, debido al nivel de exigencia de los clubes en los que militan la mayor parte de los jugadores de selecciones importantes. El caso del francés es muy peculiar, puesto que parece que tiene pie y medio fuera del conjunto bávaro. Aunque su actitud está empezando a cansar a los máximos mandatarios del Bayern.
Existe una tercera vía, que no fuerzan los propios jugadores, pero que indirectamente puede suponerles una ventaja de cara al Mundial de Sudáfrica. Como ya he dicho, los grandes clubes tienen jugadores de muy alto nivel y no pueden jugar todos. La suplencia durante ciertos periodos de la larga temporada no es mala aliada para jugadores que no se juegan el puesto para Sudáfrica.
Ejemplos de este tercer camino tenemos dos muy claros en España. Henry y Benzema. Curiosamente franceses, como Ribery. Los dos delanteros galos están siendo relegados al banquillo por otros jugadores en mejor forma. Pero estoy seguro de que llegarán más frescos a final de temporada.
Sin ánimo de insinuar que esta situación sea algo preparado por la plantilla francesa, no hay dudas de que a este ritmo llegarán menos cargados físicamente que otros jugadores. Y el físico es algo muy importante en el juego de la selección francesa. Una selección que lo que necesita (además de echar a Domenech) es frescura, algo de lo que adolece desde hace tiempo.
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